viernes, 15 de marzo de 2013



Por qué no lo cuentan

Foto: R. Cárdenas
Foto: R. Cárdenas
A la víctima de acoso escolar le sucede como a muchas mujeres que sufren violencia machista: llegan a pensar que merecen ser tratadas así. Las vejaciones y el sentimiento de aislamiento pueden llegar a socavar la autoestima hasta límites insoportables, e impedir al acosado buscar ayuda. En muchos casos sienten vergüenza. Otras veces temen ser ignorados, o despachados con el típico: "Son cosas de niños".
A Blanca le sucedió hace más de dos décadas, cuando cursaba 8º de EGB en un colegio madrileño. "Los recreos y los cambios de clase eran un infierno. Temía el momento en el que el profesor abandonaba el aula, porque empezaba el hostigamiento". La chispa la encendió una "ex amiga". "Ignoro el motivo, pero de la noche a la mañana empezó a propagar falsos rumores. Tal vez me tenía envidia porque yo sacaba buenas notas, pero no lo sé. El caso es que consiguió poner a toda la clase en mi contra".
Aun hoy, bien entrada en la treintena, se estremece al recordarlo. "Un día me sacaron los tampones de la mochila y se dedicaron a pasárselos como una pelota mientras proferían comentarios sexuales ofensivos", rememora. "Me mandaban notas, me llamaban por teléfono, incluso una vez tiraron piedras a la ventana de mi casa". "Recuerdo que me pasaba los recreos encerrada en el baño, subida a la taza del water para que no me vieran los pies por debajo de la puerta".
"Temía el momento en el que el profesor abandonaba el aula, porque empezaba el hostigamiento"
Al final, decidió contárselo a un profesor. Su respuesta cayó como un jarro de agua fría: "Blanca, es que tú piensas que todo el mundo está pendiente de ti". Con sus padres no le fue mucho mejor: "Algo habrás hecho tú, si no, ¿por qué va a estar todo el mundo en tu contra?".
"De entrada, todos los centros escolares dan la misma respuesta: 'Aquí no hay acoso'", explica Javier Pérez Aznar, psicólogo y presidente de la Asociación 'No al acoso escolar'. "Suelen cargar contra la víctima, aduciendo que no es para tanto, que los chavales tienen que espabilarse, o que tal vez le convendría (a la víctima) acudir a un psicólogo".
Quiero ampliar el artículo con una humilde duda : 
¿A quién habría que mandar al psicólogo en estos casos? ¿únicamente a la víctima?
según mis respuestas considero que habría que tratar psicológicamente tanto a la víctima y tutores del mismo, para detectar posibles problemas en casa , falta de apoyo al menor.... como a el/los acosadores y tutores , ya que al niño por naturaleza e instinto no le nace maltratar a otro sino que ,considero que esas conductas autoritarias y abusivas vienen de casa , de una educación familiar con posiblemente unas bases que no son las adecuadas , esto se puede referir mismamente a comentarios  dichos por sus padres , conductas......

Cómo actuar

[foto de la noticia]
Los expertos coinciden en que la intervención temprana es clave, así como la colaboración del centro escolar. Y también la prevención. Precisamente con ese espíritu nació hace unos cuatro años 'No al acoso', una asociación compuesta por psicólogos, profesores, abogados, padres, madres y jóvenes, que trabajan de forma altruista para combatir esta lacra.
"La clave es que el acoso no es cosa de dos, sino del grupo, por lo que hay un desequilibrio de fuerzas. La víctima está aislada y sufre maltrato y abandono. Nuestra estrategia se basa en cambiar el peso del grupo hacia la víctima", explica Pérez Aznar.
¿Cómo? Pues por ejemplo instruyendo a alumnos de cursos superiores, para que se conviertan en una especie de 'hermanos mayores' que protejan a la víctima. "Los propios alumnos neutralizan el acoso, y funciona", afirma el psicólogo. Se trata de equilibrar.
Pero, ¿cuál es el protocolo en un caso de acoso? "En general, cuando los menores contactan con nosotros, no se lo han dicho a nadie. Lo primero es animarles a que intervenga un adulto, y les damos pautas de qué hacer ante las agresiones", explica García de Pablo. Así, tras ponerlo en conocimiento de los padres, aconsejan hablar con el tutor y la dirección del centro.
Cuando esto no es suficiente, "les recomendamos que presenten escritos, para que quede constancia", explica Ana Fernández Guillén, que trabaja como abogada en Protégeles. "Si esto no da resultado, deben recurrir a la inspección educativa, que es el órgano superior que regula la actividad de los responsables de los centros. Y si no fuera suficiente, habría que presentar una denuncia penal". Es la última opción. Antes, siempre, se intenta agotar la vía amistosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario